viernes, 28 de diciembre de 2007

El día que Julio Bocca me dijo adiós

La primera vez que lo vi a Julio Bocca apenas nos separaban unos metros de distancia.
Él estaba sobre el escenario del Maipo y yo abajo, en la tercera fila.
Para aquellos que no lo conocen, ese teatro es chico. Basta con decir que la primera y hasta la segunda fila de las butacas se encuentran interrumpidas en el centro por las tablas del escenario.

Yo cumplía 18 años y le pedí a mi mamá, como regalo de cumpleaños, entradas para ir a verlo.
A decir verdad, yo no sabía exactamente quién era él ni por qué era tan conocido pero el tango me gusta y no pude resistirme a la imagen del afiche que publicitaba el espectáculo.

Ese día, por primera vez lo vi bailar y el tiempo se detuvo a su alrededor. Y en el escenario había 15 personas pero sólo estaba él. Y entendí el sentido de la palabra Pasión. Y supe que indudablemente hay gente que está más allá de lo humanamente alcanzable. Recuerdo haber pensado “este tipo tiene un don”.

Ese día lo vi tomarse el último café con el amor de su vida y lloré. Le creí cuando me dijo que estaba loco y me subí a su ilusión super-sport y sin necesidad de saltar sobre mi escote enloqueció mi corazón. Me acalambré con él.
Lo vi bailar con una escalera, una mesa, otros hombres, mujeres, el aire.

Pero el 22/12 se apagaron las luces del escenario y me sentí triste, desolada. Como quien pierde un placer. Rodeada de miles y miles de personas me sentí sola. Completamente abandonada.


El 22/12 Julio dejó de bailar y yo perdí al Julio que amaba. Al Julio sobre el escenario haciéndome sentir angustia, alegría, pena, celos, amor.
Al Julio que me aceleraba el pulso y me cortaba la respiración.
Al Julio que vuela cuando salta y recorre el escenario como flotando.
Al Julio del cuerpo tan desnudo como el alma.
Al Julio inalcanzable, mágico.
El 22/12 ese Julio se despidió de los escenarios y yo tuve la certeza de que algo en mí se despidió con él.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente es hermoso verlo y sentirlo bailar, él es “pasión por la danza”, la lleva en el cuerpo, en el alma y en el corazón. Y eso es lo que te conmueve cuando lo ves.

Particularmente me gusta muchísimo la clásica y disfruto de la pasión con la que Julio la baila. Y, justamente por Julio aprendí a fascinarme con la danza moderna también, que me parecía tan grotesca a veces……

Haberlo visto en el Colón a Julio debió ser sublime, nunca pude..... una lástima.....

PD1: Tengo una amiga que cuando Julio fue a concursar a Moscú, estuvo con ella y el tipo estaba muuuy tranquilo, al punto tal que se lastró una hamburguesa de Mac Donald, lo pueden creer???? Es lo más!!! Es un grande, lo fue, y lo seguirá siendo!!!
PD2: Uno que baila muy divino es Hernán Piquín, si tienen oportunidad de verlo, la baba vulvar emanará de su partes mientras disfrutarán de una excelente danza!!

Besis, PdlP